Pero… ¿cuáles son las características que han conservado a la Tierra en un planeta habitable?
En primer lugar, la distancia que separa la Tierra del Sol, las características de sus movimientos de rotación y traslación, así como la inclinación del eje de rotación terrestre permiten que nuestro planeta reciba la luz y el calor suficientes para mantener unas temperaturas medias muy suaves, adecuadas para el desarrollo de la vida.
En segundo lugar, la masa y la gravedad de la Tierra han originado la existencia de una capa gaseosa (atmosfera) que, por una parte, protege al planeta de las radiaciones ultravioletas e infrarrojas del sol y, por otra, contribuye a suavizar las temperaturas gracias al efecto invernadero.
Además, la gravedad permitió la existencia de agua líquida, ya que impidió que el vapor de agua escapara de la atmosfera primitiva e hizo posible su condensación en forma de nubes para caer en forma de lluvia y dar lugar a los océanos.
Los primeros seres vivos surgieron, precisamente, en estos grandes mares. Las temperaturas que mantiene el planeta evitan, aún hoy, una evaporación excesiva y permiten que el agua permanezca en estado líquido.
Por último, la combinación de una serie de elementos químicos fundamentales que posee la Tierra (como el hidrogeno, el oxigeno, el carbono y el nitrógeno) dio lugar a los compuestos básicos con los que se construye la materia viva.
Venus y Marte son los planetas más parecidos a la Tierra en lo relativo a su composición y proximidad al Sol. Sin embargo, la densa atmosfera de Venus hace que este planeta alcance temperaturas tan elevadas que el agua solo puede existir en forma de vapor.
En Marte, por el contrario, la atmosfera es tan tenue que la temperatura diurna máxima es de -30ºC, por lo que el agua solo puede existir en forma de hielo.
